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27.12.14

Intercambio de Navidad 2014


No es realmente Navidad si no hay intercambio en Bordando Juntos

Este año he recibido mi paquete de Susana25, que me ha enviado una postal preciosa, hilos, telas,  adornos para el árbol, perfume...
 Y unos botones y charms (las libélulas me han encantado) junto con un par de cintas washi.

Por mi parte, me ha tocado enviarle a Nieves, a quien tuve la suerte de conocer en persona en la última Feria Creativa de Madrid.

Me costó mucho decidirme, no sé la de veces que he cambiado de idea... Esto de los intercambios es maravilloso, ¡¡pero qué nervios se pasan!!

Además de la felicitación navideña, le hice un tapetito en hardanger, un monedero a ganchillo, y dentro del papel de flores iba un retal de tela para bordar y un pequeño kit de DMC con 4 madejitas de hilo. La foto está tomada con las prisas, para variar, y no es muy buena.

 A última hora se me ocurrió tejerle un pequeño belén amigurumi, que me alegra saber que le ha gustado :D

20.12.14

El perchero del abuelo



Esta es otra entrada rara, pero me apetecía hacerla.

He reinventado el perchero de pie que heredé de mi madre, y que ella a su vez heredó de mi abuelo. Estaba ya muy torcido y, antes de que se estropeara del todo, preferí transformarlo. 

La combadura del palo era el único problema, porque la madera está en buen estado a pesar de los muchísimos años que tiene encima y los poquísimos cuidados que le hemos dado. También así se aprovecha mejor el espacio de la entrada, porque esas patas eran un incordio. 

Lo he desarmado entero, lo he lavado bien, y he atornillado los colgadores a la pared. Con ayuda de mi contrario, que yo con el taladro soy un peligro.

Quiero aprovechar las patas, y se me ha ocurrido una idea loca para hacer una mesita de centro... aunque no sé si mis habilidades bricolajeras me darán para tanto.

No es el "tuneo" del siglo, pero para mí es importante que siga conmigo. Es un trocito de la historia familiar, y me trae a la memoria a un abuelo que solo conocí por las historias que mi madre nos contaba a la hora de comer para que mi hermano acabara su plato antes de volver al cole. 

He estado rebuscando entre las pocas fotos que conservo de mi niñez, incluso más allá, de la de mi madre, y desgraciadamente no he encontrado ninguna en la que esté el "árbol", como siempre lo hemos llamado.
"Mama, ¿y mi chaqueta...?" 
"Mamá, no encuentro mi abrigo..."
"Mira en el árbol. "
Y, efectivamente, allí estaban.

Han cambiado muchas cosas desde que entró en la familia. Ahora la mamá que cuenta batallitas y encuentra abrigos perdidos soy yo, pero siguen estando en sus "ramas".